Tenía solo 13 años, cuando mi querido y recordado padre, me sorprende besando a una niña de mi misma edad, en el jardín trasero de nuestra casa de campo. Ella era una chica pobre que vivía en Lima la capital de la república, mientras yo era un provinciano con plata, que vivía en la provincia y no conocía la capital.
Ella era una chica despierta que sabia besar, yo era un niño que despertaba a la pubertad que no sabía lo que era un beso, teníamos la misma edad, pero nuestros cuerpos eran muy diferentes, ella era ya una mujercita, con su cintura tan redondeada y uno senos que se dibujaban a través de su blusa blanca, que parecía que iba a reventar, mientras yo tenía un cuerpo delgaducho, un poco flaco para la edad, alto eso si, más que los de mi edad.
En el jardín del patio trasero había mucha vegetación, le llegaba agua a través de un canal pequeño, en un extremo había un risco, que permitía ver desde lo alto el horizonte y otros campos de cultivo, es mas se veía todo el pequeño valle, tenía una topografía perfecta para sentarse y dedicarse a la contemplación de la naturaleza, con su molles, eucaliptos, queñuas, ojepagpa y otros árboles. La lleve allí consiente que era un lugar romántico, ya había estado allí imaginando esa escena, le di un pretexto infantil, pero efectivo, vamos a buscar tréboles de cuatro hojas.
Cuando estuvimos sentados en el lugar perfecto y maravilloso, tratando de conversar sobre que hacía en Lima, donde estudiaba, en que ocupaba su tiempo libre, me contaba que vivía en una casita de barrios altos, ese momento no pensaba en las diferencias sociales, solo me interesaba saber mas de ella, conversar y conversar, hasta que llego el beso, este vino solo, sin pedido, ni declaración alguna, ella me dijo, cierra los ojos, no puedo besarte si me miras, para verificar que tengas los ojos cerrados yo mantendré abiertos los míos.
En un momento así abrí los ojos, y me encuentro con uno tremendos ojos negros pendientes de mis movimientos, y lo único que atine fue cerrarlos otra vez y continuar con ese beso, tierno, puro labio, suave y delicado, un beso tímido. Ese día fue la gloria, el cielo en la tierra ese día fue el primer día.
Mi opinión del beso era teórica, lo había visto en todas las películas americanas, cuando el joven besa a la chica segundos antes del END fin. Sobre todo en las western, que tanto me gustaban. No había besado a ninguna chica, ese fue el primer día, cuando ya tenía confianza con los labios sobre los labios, besando con los ojos cerrados, de pronto un sacudón y la chica me había apartado de su cuerpo, le seguía un silencio, abrí los ojos sorprendido sobre que ocurría, ( lo más curioso de besar al estilo “ojos cerrados” es que ella tenía los ojos bien abiertos para comprobar que yo tuviera los ojos cerrados al menor intento de entreabrir mis ojos me encontraba con aquellos ojos de vaca, enormes como eran los suyos y tenía que volver acerrar mis ojos.)
Pero ese brusco desprendimiento, no estaba en las reglas del beso, la distancia se interpuso entre nosotros, y al abrir los ojos vi los ojos de ella desorbitados, salidos de sus orbitas habituales, esperando que sucediera algo espantoso, algo singular, algo que sería como una bomba.
Ella miraba a mis espaldas y yo instintivamente me di la vuelta para ver que sucedía y me encontré con la enorme silueta de mi padre, en ese preciso instante escuche un grito, FREDDY, decía, como si hablara a la distancia, volteo para mirar, y era él que decía, “por favor Freddy corre que tu mama se ha puesto mal…”
!Tu mama te está buscando¡ CORRE POR FAVOR, No me despedí de ella. Solo corría y corría, corrí como un bólido.
Llegue a casa y era un truco, mi madre no estaba ni enterada del motivo de tanta alarma.
Mientras corría los trescientos metros que hay de la huerta al comedor iba imaginado que sería la emergencia, que habría pasado a mama, o que se yo, por mi mente corrían mil y una escena. Esa angustia en la voz, era digno de correr.
Detrás mío venia mi viejo, se acerco, y le conto a mama lo que había visto, estar besando a una boca sucia, en pleno jardín del edén, en plena huerta, detrás de la casa. Pero si ese lugar es sagrado coño.
Pensé, no puede ser, si se le ve la boca tan lavada, tan lozana y diáfana, y además bella, es mas es tan linda la muchacha que es como un ángel, jamás va al baño, ella es un ser celestial.
Mientras mi madre iniciaba un sermón sobre la sífilis y como se transmite.
¡No podía ser ....!
Solo fue un beso, del Primer día.
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