lunes, 27 de abril de 2009

MI DOLLAR

Mi DOLLAR

Escrito por
Alfredo L. Vásquez




Lima Perú 2004

Mi DOLLAR


Recién se había casado y daba vueltas y vueltas en la comisaría, era el Jefe de la Guardia Civil de su Provincia, la prospera y alucinante Antahuaylla. Cuando su padrino Albertito Estrelles le dijo, ha venido a Antahuaylla la querida del Diputado Carrillo, ella esta comprando ganado en la zona, tanto que nadie se imagina.

Llego Luis a la plaza con la curiosidad de todo provinciano para ver como era esa real hembra por la que se relamía el padrino Estrelles, cuando la vio se le escarapelo el cuerpo, era realmente una muchacha de almanaque, de esas para silla y carga, la saludo tímidamente, ella estaba atendiendo en su oficina, le llamaron oficina a la plaza de armas, estaba ubicada frente a la casa de Montes, vestía un traje extraño que le regalo su cliente, un gringo que lo había traído de los Estados Unidos, era un traje realmente diferente a los usados en la región, tenia un escote que mostraba la rayita, la que uno solo puede ver de reojo y no puede clavar la mirada, la mujer sabia lo que tenia, lo mostraba, lo exhibía, lo insinuaba, lo sugería, ella llamaba Nuria Carrasco, y todo el mundo la llamaba NURITA. El primer encuentro fue formal, ella pretendía comprar ganado vacuno, para llevarlo a Lima, estaba en la búsqueda de proveedores de primera línea. Luis recordó que en el pasado él había sido todo un centauro, tenia la herencia de una larga tradición de ganadería, trabajaba en la policía por una cuestión circunstancial. Sus abuelos Rossas de Argentina le habían traído esa herencia genética de vivir sobre el caballo, arreando ganado, cuidando la parición, cuidando que no se extraviaran en la pampa Argentina, cuidando que no se extraviaran en las pampas de Soras, en las pampas de San Pedro, en Pampapuquio y en Pampachiricha. En general era un verdadero ganadero, cuando ingreso a la Policía lo hizo por emoción social y por los briosos caballos que disfrutaba al montarlos.

-Dígame Señorita en que puedo ayudarla,- dijo él con un respeto único y modales aprendidos desde la niñez, ella contesto con una sonrisa aprendida en su nuevo oficio de puta fina, de amante de diputado y de gente importante.
-Señor- le dijo -antes del 28 de Julio debo tener 100 reses en camino a Lima, eso es todo lo que he venido ha hacer en este pueblo. ¿Ud. tiene reses que me pueda vender?.
-Pero lo que usted pide es una locura, faltan solo 10 días para las fiestas patrias, es un tiempo corto.
-Si pues, si lo es, en Europa es verano y el vapor sale en fecha fija con todo el ganado que pueda reunir-.


-Bueno, mire usted yo le puedo conseguir 20 reses, toros aradores de buena calidad, y estarán disponibles el próximo domingo en Pampachiricha.
-Trato hecho señor, estaré el domingo en Pampachiricha.-

Luis tenia la responsabilidad de su nuevo estado civil, su sueldo como policía era bajo, requería hacer un cachuelito. No dejaba de pensar en la hembra, en esa mujer tan bien dotada, pero le gustaba mas el negocio que se presentaba, si algo aprendió en la casa fue no mezclar negocios con placer.

Volvió a verse con el Padrino Estrelles y comentaron de la mujer de los atributos, de esas tetitas bien paradas, de esa cinturita de avispa, de esas caderas de primera, de la personalidad aguerrida, una mujer decidida a todo, el negocio no le importaba para nada al compadre Estrelles que no paraba de comentar, como seria la hembra en camisón, cuanto quisiera complacerla en su condición de hombre, el padrino contaba que tenia mundo que había visto mujeres en Arequipa que eran blancas como la leche, que tenían los pezones rozaditos, pero ninguna había sido como esta, que arrechura ahijado, que arrechura me da esta hembra. Luis estaba en otra el pensaba en como iniciar el negocio, que consistía en ir a su casa materna, pedir prestado un dinero, comprar 20 reses en Soras y llevarlos a Pampachiricha, distante a 4 leguas. Las dificultades eran: que de Antahuaylla a Soras hay 28 leguas, que en tiempo normal eran 2 días ya que los animales tienen que descansar y una jornada a caballo usualmente era de 12 leguas por día.

Otra dificultad era el dinero que debía ser prestado de su madre doña Leonor Gustamante y Rossas. La siguiente dificultad era conseguir que le vendieran 20 reses en la época de vacas flacas es decir en la época que el ganado no tiene buena alimentación en vista que han terminado las lluvias y los animales viven de sus reservas, del paloteo, de la chala, porque el pasto verde que es muy escaso. En esas circunstancias los propietarios prefieren no vender sus animales por el poco peso que tienen y las lamentables condiciones de salud. Este trabajo lo debía realizar en máximo tres días. Considerando dos días de ida, dos días de vuelta.

Se despidió del padrino, y se fue a casa, en el camino seguía pensando, la cuarta dificultad era llevar el ganado desde Soras hasta Pampachiricha, esto a mas tardar el mismo sábado. La quinta dificultad era entregar el lote de animales y cobrar. Luis cavilaba, planeaba, fijaba una estrategia, en su chailon en la “Quinta no me Olvides” donde había fijado su residencia, Luis era un personaje bien dotado, tenia 30 años, pelo castaño, bigote fino y delgado, de color negro oscuro, daba la impresión de ser un bigote pintado por lo intenso y parejo del color negro chillo, todas las damas hacían apuestas para saber si el bigote era pintado o natural, muchas probaron con sus labios el sabor de la pintura que nunca existió. La historia del bigotillo es una larga y divertida aventura. El peso de Luis era de 79 kilos bien proporcionados, y de una estatura de 5 pies y tres cuartos. El promedio de la región era 51/4 pies de alto, lo que convertía a Luis en un hombrón. Luis planeaba cuanto de alimento llevar, para la jornada de 8 días de trabajo intenso en pleno campo. Su sexta dificultad era el permiso de la policía y la ultima y séptima dificultad era el transporte como llegaría a Soras.

Las soluciones se plantearon en la vida real así: Llevaría sus dos caballos de montar el Blanco y el Negro, dos lindos ejemplares de raza criolla, que los utilizaba para sus tareas de patrullaje policial, ambos animales eran de él. Los dos animales llevarían y compartirían el peso del viaje, uno iría de recambio. Luis durante 50 años de su vida tenia caballos de color blanco como animales de montura, y cuando la modernidad llego cambio su transporte por una camioneta blanca de marca GMC, cuando ya era mayor su automóvil fue un VW blanco, era un hombre de costumbres fijas, le gustaba llamar a su caballo blanco “Corazón de Almendra”. Al de color negro solo lo llamaba Negro.

Partió a las tres de la Mañana, en un viaje solitario, rumbo a Soras, se despidió de Chelia su amadísima esposa y se encomendó al señor en su empresa. Subió rumbo a Huancabampa, como él sabia de artillería subió despacio los 35 kilómetros, cuando estaba llegando a la cumbre salió el sol en todo su esplendor, fue un amanecer divino. Vio un Cernícalo volando y dijo, me saludan señal de buena suerte.

Bajo a la quebrada de Queñohuaran, contactó con un allegado, la construcción de unas tostadoras de maíz, allí las fabrican mejor que en ningún lugar, subió nuevamente a las alturas de Campanayocc, miro el hueco que había dejado un meteorito hace poco tiempo y siguió viaje, era el abra, diviso a lo lejos a Soras, que parecía a tiro de piedra sin embargo había mucha distancia que recorrer, en la puna a 4000 metros sobre el nivel el mar vio gavilanes, vizcachas, vicuñas, zorros, cóndores, alpacas, venados, tarucas, perdices, tórtolas, patos salvajes, pariguanas, lagunas de agua clara y sin rastro de contaminación, bajo hasta Pampachiricha, que debía llamarse Bosque de piedras porque no era plana; era un lugar bellísimo, romántico, llena de grandes piedras del tamaño de una casa de dos pisos, distribuidos en forma distraída había piedras en todo lugar y de toda forma, era un lugar de cuento, un lugar de paseo, lujo que él no se podía dar por que estaba de viaje. Llamo a la puerta de don Benedicto Horosco y le encargo que le separara para el día sábado y domingo el cozo que estaba frente al estadio el mismo que servia en eso días de plaza de toreo, también le solicito que le dieran alojamiento a la señurita Nurita, la gente no podía decir señorita Nurita, unos decían señorita norita, otros señurita nurita y otros decían señoreta noreta, el resultado fue que ya eran las 6 de la tarde y faltaban 4 leguas para llegar a Soras y todo estaba medio en tinieblas.

Luis volvio a montar luego de haber tomado una tasa de café de cebada, con un poco de cancha. Reanudo viaje rumbo al puente colonial sobre el rio Chicha, que estaba a un kilometro del pueblo, paso el puente, se santiguo nuevamente, ya habia cambiado de animal varias veces por el trote al que venia. Subio la pequeña cuesta para volver a bajar al río de San Pedro, como ya estaba oscuro prefirió pasar por el badén en lugar de pasar por el puente que era de palos y recubierto con paja, el problema de no ver era para dudar. Pasando por el bado los animales respondieron bien, subio hasta la plaza de San Pedro y cruzo, no llamo a ninguna persona por que tenia la priza de llegar a Soras. Subió hasta la tranca de San Pedro y dijo –Jesús- una vez que estuvo arriba, allí se sintió en casa aun cuando faltaba una hora de viaje. Rapidamente vencio la pampa, se puso a silvar una canción de carnavales de cuando era niño, cuya letra decia vintochahuan huayrachahuan cusicuycuspa cashcani en estos carnavales, etc. El Silbaba sin prisa y con gran entusiasmo.

Al llegar a Trancapata de Loren Soras, solo faltaban treinta minutos para las nueve de la noche, se bajo de los caballos y los empezo a jalar esta parte del camino era muy angosta y el piso resbaloso por el inmenso transito de animales que había en el lugar. Camino como 100 metros y volvio a montar. Bajo tanquilamente, sin miedo a la tradición y los recuerdos que allí en las innumerables casas abandonadas por los gentiles del antiguo poblado, se espantaban los caballos, tampoco le llamaba la atensión ni le daba temor las cuevas de los gentiles que estaban en plena roca cortada, prendio su cigarro inca sin filtro, lo que hizo asustar un poco a los caballo, a lo que el grito –Sooo-, para aquietar a los animales que se tranquilizaron luego del fogonazo del fósforo en plena oscuridad. Paso a paso bajo hasta la puerta del cementerio, se quito el sombrero en honor y por respeto a sus antepasados. No habia nadie en las calles, paso por la tienda de Arminda, recordó los olores de la infancia, no había ni los borrachines de costumbre. Paso por la casa de Calderon y el silencio era total. Paso por la casa de doña Maria Aranbuena, todo en silencio, los cascos de los caballos resonaban en todo ese silencio, el choque de los herrajes de los caballos contra el piso pavimentado de piedras sonaban como musica, el brio de los caballos de paso y el silencio de la noche, hacian por si mismo un espectáculo que nadie veia, solo Luis. Torcio por la casa de Padilla y llego a la casa de su Madre, que ya habia escuchado el traqueteo de los cascos.

Luis grito en la puerta, -mamay-, Leonor con la diligencia de una buena madre y reconocer la voz de su hijo que llegaba después de muchos años, contesto -Alpillay, maymanta jamunqui, querido hijo de donde vienes sin avisar, que ha pasado, y tu uniforme donde esta, que te trae aquí en una epoca que no es la de visita,- Por aquellos años no se acostumbraba visitar a los padres, salvo en la epoca de vacaciones escolares cuando los muchachos retornaban de las escuelas donde estudiaban que estaba generalmente a muchos kilómetros de distancia, en ciudades lejanas.

-Entra, estas en tu casa, ya visitaste a tu padre,-
-No, todavía vine directo aquí,-
-Si ya veo, te escuche desde que bajabas por la tranca, no podia dormir estaba pensando en mis hijos, no sabia que estaban haciendo. Pasa te dare algo de comer.-
Luis amarro los caballos que estaban totalmente cansados y calientes, aflojo las monturas y entro a la casa, comio una sopita de maíz molido, al fondo en el cuarto dormia Marino y el ultimo de sus hermanos Ibraim. No se les desperto, ellos por si mismos se levantaros para saludar al mayor de sus hermanos. Todos le dijeron –buenas nochess papaá-, como era la costumbre.


Luis le comento a su madre el negocio que tenia pensado hacer y las circunstancias y por menores, la necesidad de capital, y los contactos de negocio que deberia hacer en aquel pueblo. La primera mala noticia llego rápido con todos los desbarajustes de la segunda guerra mundial su madre habia disminuido su actividad economica ya no poseía capital. Esa noche Leonor le dijo:
-desensilla tus caballos duerme tranquilo mañana ya veremos como lo arreglamos no te aflijas-.
A las 5 de la mañana, Leonor paso la voz a Luis que ya estaba despierto y le dijo -te preparare tu desayuno, acabo de ir a la casa de Puma y dice que tiene cinco toros gateados que están a tu disposición que los veas hoy temprano, tambien fui donde Oscarcadillo, dice que te dara dos toros aradores, Calle dice que te dará solo un animal, que tiene compromiso con otro ganadero sino te daría todo su hato de 8 reses.-

-Aquí tienes todo mi capital este sol de nueve decimos de plata firmado por Derteano, este es tu capital hijo mio, no te preocupes, dile a la gente que te vendan sus animales y que tu les pagaras contra entrega el día sabado en Pampachiricha, mira que ganas dos cosas, primero que no necesitas capital monetario por que tienes capital humano, yo hable con ellos y te darán sus animales, segundo que no necesitas arrear el ganado a Pampachiricha, te ahorraras tiempo y peones, los mismos dueños llevaran el ganado.-


A las 6 de la mañana, Luis ya tenia un capital virtual expresado en su moneda de Plata y su capital humano que le había transferido su emprendedora madre. A esa misma hora ya tenia 8 animales comprometidos, los siguientes 5 días no fueron tan productivos como el primer día pero la cosa funcionaba bien, cada día tres cuatro animales, después de recorrer leguas y leguas de casa en casa de cada ganadero de la Zona.


Los calculos del negocio eran buenos, el compraba cada Toro desde 90, a 100 soles y tenia el compromiso de venderlos a 200 en lote, la ganancia era de buen pronostico, cada día en la noche sacaba las cuentas de lo gastado y los costos, y las posibles utilidades, y se acercaba a la meta. Sacaba su libreta, planificaba el trabajo del día, en una hoja especial, anotaba la filiación del ganado que estaba comprando donde marcaba pelos, marcas y señales. Las cuentas las llevaba en la misma libreta.

El Viernes por la tarde ya tenia 19 animales, y llego a la estancia de Zenón Vargas, un viejo conocido por Luis, desde hacia mucho tiempo, era como las 5 de la tarde, la conversación fue rapida, Zenón le daría un torete de 3 años, que no estaba en edad de arar pero que se veía fuerte porque era cruzadito, era un toro moro de 300 kilogramos. En la tira y afloja de los precios finales, llego la noche, y Zenón le ofreció que se quedase dormir ya que el viaje que faltaba era de tres horas y la noche era muy oscura como para estar arriesgando tanto, además le dijo, que si ya tenia las 20 reses no tenia ningún apuro.

La cena fue en un ambiente de tristeza, la Mujer de Zenón doña Victoria, no decía nada, la sopa se sentía sin sal, sin sabor, la papa era insípida. Luis le pregunto a doña Vicky, que pasa en tu casa donde están tus hijos, no veo a nadie. Doña Vicky empezó un llanto interminable.
-es mi hijo mayor papá el Zenoncito a crecido, y se ha puesto imposible, se comporta como gamonal, a traído a su mujer una muchacha que se la robo en Huayana y desde que tiene mujer mi hijo toma a diario, nos pega, nos grita, se queda con todo nuestro ganado, ordeña toda la leche, todo el queso es para él, ahora nosotros somos sus sirvientes, a mis hijos menores los ha llevado a su casa, allí viven prácticamente, nosotros somos los pastores-.
-¡Te pega tu hijo,¡ y mi compadre Zenón que dice,-
-Bueno a él también le pega cada vez que puede.-
-Compadre Zenón que paso con tus mil ovejas, que paso con tus 200 chanchos con tus 70 vacas. ¿Donde están?,
Zenón contesto con voz estremecida, -Allí nomás están papá, no se ha perdido nada. Solo que el Zenoncito, cree que es el único dueño, él lo administra todo.

Esa noche Luis durmió tranquilo hasta las cuatro de la madrugada, a esa hora fue a casa de Zenoncito y alumbrándose por un lamparón de kerosén, identifico en el acto, el lugar donde dormía el Zenoncito, que para el momento se había transformado en un cholo trejo, fuerte y grandazo, el cholifaz tenia 19 años estaba con toda la fortaleza y la arrogancia de la juventud. Las primera palabras fueron:

-Ya cholo de mierda, levántate carajo - , seguido instantáneamente por un vergazo, (una verga es el miembro viril del toro envuelto con un forro de cuero entretejido, de tal manera que el pene del toro actúa como alma flexible y el cuero entretejido es por cuestiones estéticas, termina generalmente en unos anillos de plata). El Chumbeque contesto con tres expresiones simultáneas una de asombro, la otra de dolor, luego de furia, que contesto
- A mi me estas hablando-
- Si ... a ti - y otro verbazo, seguido del tercer y cuarto que eran simultáneos.
- A ti te estoy llamando

Dos verbazos seguidos y Zenoncito dijo:
- que quieres papá a que has venido.-
- -Así que a ti te gusta pegarle a tu madre, así que te gusta pegarle a tu padre-,
- -No-papá eso fue de borracho-,
- -Haaa, de borracho, y ahora ¿Como estas?,
- -un poco sano papa,
- -a mi no me conoces y me dices papá-, Carajo quien te crees que eres. Con cuatro vergazos más.
- -Sal rápido al patio antes que te acabe a puntapiés.
- -Si papá estoy saliendo rápido. Afuera en la puerta de la casa, lo metió de cabeza al pozo de agua fría para escarmiento, entro en la casa y llamo a la mujer de Guayana, la Rosacha apareció, más que de prisa,
- -que papá ¿a mi me llamas?,
- -si a ti y un vergazo a la chola,
- -Así que te gusta dormir con un hombre que le pega a sus padres,
- -No papa, borracho nomás hace esas cosas, sano es bueno.
- -No sabes que si le pega a sus padres después te pegara a ti y les pegara a sus hijos.
- -No papá no sabia, perdón papá no sabia.
-
Zenoncito estaba mojadito en el patio, Luis volvió donde él y le dio otra serie de vergazos hasta que grito:
- ¡Mamacita linda¡ perdóname, perdóname, nunca más nunca más te lo juro, nunca mas te faltare.
-
Doña Vicky ya estaba en el patio mirando la situación, Don Luis no se cansaba de hacer Justicia. Y dijo:
- Que venga Zenón, a ti viejo e mierda también te voy a dar tu vergazo arrodíllate por haber consentido tanto a este muchacho que ahora te falta el respeto.
-
Zenón se arrodillo en el patio y fue azotado con dignidad. Victoria dijo que sus otros hijos también se estaban portando mal, con el mal ejemplo del mayor, los 7 hijos de Victoria, recibieron su dotación de Verga.

A esa hora ya era de día todos lloraron se abrazaron se perdonaron se curaron las heridas mutuamente, se consolaron y prepararon el desayuno. El desayuno fue de un sabor extraordinario, mataron un carnerito de año, las fritangas, la sangrecita, todo bien preparado, Luis se despidió como a las nueve de la mañana rumbo a Pampachiricha.


Sábado 6 PM

En Pampachiricha hacia un clima como el de costumbre muy frió, gracias a su característico nombre nadie dudaba que el frío sea una constante durante todo el año, Luis se dirigió al cozo, como la noche estaba ya presente, se limito a conversar con alguno de los múltiples peones que estaban cerca al cozo, el ganado no había pasado desapercibido, ya que por costumbre solo traían 6 cabezas de ganado 6 toros de Ocra, para la corrida, 6 toros bravos de la familia Fernández Horosco, y otras más, 20 reses aparentemente causaron mayor expectativa entre los fiesteros, en la semana jubilar de la patria se acostumbrada, tener una corrida de toros el mismísimo 28 de julio, la costumbre también era que los señorones torearan a caballo, se le colocaba un cóndor en el lomo del toro, la fiesta de San Fermín tenia una replica en la lejana Pampachiricha, la gente del pueblo ya estaba borracha, ¡Viva Piruuuu¡, era el grito general, los toreros de muerte chupaban como presintiendo su destino final, Atanasion Fernández, era un entusiasta de la fiesta, estaba arreglando su poncho de vicuña para torear al día siguiente, don Jerónimo Salas, el Arquipeeeño, estaba en el pueblo dedicado a la compra de cueros, Luis estaba mas frenético que de costumbre, algo le preocupaba que no podía descifrar, solo se repetía en silencio, mi sexto sentido me dice algo.

La Señorita Nurita, estaba ya alojada hace una hora en la casa del Cura Horacio, apodado por el pueblo como OSO, Luis deja sus caballos en casa de Don León, su suegro, se fue caminando al alojamiento de la Carrasco. La noche estaba cerrada, pero él conocía muy bien el camino ya había caminado muchísimas veces por esas callecitas angostas y empedradas con piedra menuda de río de color negro y algunas rojas, ya en la puerta del alojamiento se encontró con Andrés Freitas, un cholo de buena estatura, fortachón y en especial limaco, que actuaba de capataz y guardaespaldas de la niña Nurita, el cholo era leal con Nurita, pero era mas leal a si mismo, porque donde veía oportunidad le metía diente al queso. El Cholo que estaba sentado en la misma puerta de calle dijo:

-A quien busca,-
Luis le informo que tenia un compromiso con Nurita, el limaco Andrés, quiso medir fuerza de inmediato con aquel agente de la policía, y le dijo,
-Esta cansada venga mañana,
Luis que no era nada cojudo le dijo,
-Parece que te gustara dormir en el puesto, o ya tienes hotel,

El cholo entendió de inmediato que no tenia mucho margen, se paro y dio pase a Luis que entro a la casa diciendo las tradicionales palabras,
-Hampullay mamay-, que quiere decir algo así como estoy entrando a la casa con vuestro permiso, inmediatamente salió doña Tomaza, “sobrina” del Cura y quien actuaba como ama de llaves,
-pasa adelante hijo, bienvenido, desde cuando por aquí,
-acabo de llegar-
-estarás buscando a la señorita,
-si mama- le dijo. El trato siempre fue cordial entre doña Tomaza y Luis ya que Tomaza crió al papá de Luis cuando este quedó huérfano, a la muerte de su Hermana.

-Aquí nomás mama le esperare, dijo Luis refiriéndose al corredor de la casa Cural,
-No pues hijo tu tienes que estar adentro aquí hace mucho frío.
En esos precisos momentos se presento la dama con un traje de montar al estilo americano, una camisa a cuadros rojos, que dejaban ver como siempre su bien formado busto, botas texanas, que marcaban sus torneadas piernas, un sombrero stepenson, y una sonrisa y frescura, el viaje no la había hecho ni yaya.
-buenas buenas, dijo, lo esperaba mas temprano, veamos cuénteme, que paso con el ganado que me ofreció, mi capataz acaba de informar que no cumplió con el trato que solo hay 19 animales y no los 20 que quedamos,
Luis ganando tiempo y en una jugada estratégica rápida dijo,

-Señorita, que le parece si esperamos a ver el lote, mañana domingo se cumple nuestro compromiso de entrega de los animales, hoy no he venido a tratar de negocios, solo vine a constatar que estuviera bien y pactar a que hora hacemos nuestro negocio … mañana.

La dama dijo que a las 9 de la mañana ya que a las 6 irían a ver la salida y paseo de los toros de lidia y que esa fiesta le gustaría mucho, ya que nunca había estado alli para verla, a Luis le pareció tarde, ya que estaba acostumbrado a levantarse desde muy niño a las 4 de la mañana, sin embargo acepto, por las circunstancias del día festivo.

La mamama Tomaza, tercio en la conversación y dijo:

-papito te quedaras a comer, Luis se quedó a comer en casa de su casi abuela, la Nurita salio de la habitación y se fue a cambiar de ropa, no paso mas de media hora cuando la Nurita aparecio ataviada con ropa de noche, Nurita estaba mas atrevida que nunca, el escote era mas atrevido que la de días pasados, el Cura Horacio no dejaba pasar por alto la carne blanca, Nurita se regalaba, se regalaba al Cura, se regalaba a Luis, se regalaba a todo el mundo. La cena se dio inicio, el cura contó noticias terribles de lo que sucedía en Europa, y que las cosas después de la guerra ya no serian como antes. El cura contaba que en los diarios que le llegaban de la capital, se informaba de los movimientos del ejercito rojo, de los movimientos de los aliados, el cura resultó un erudito en materia de guerra, en materia económica, el cura hablaba de Breton Woods, hablaba del oro y la plata, la velada fue muy amena y rociada con vino de misa, alumbrada por unos lindos lamparines de cristal de roca, que prendía solo en ocasiones especiales en vista que había escasez de kerosén.



Le despedida fue breve, y amable, todos se fueron a dormir a sus respectivos aposentos y Luis se fue caminando y pensando en ese cuerpo que no podía ni debía tocar, pensando en esa cinturita que cautivo a su padrino, que cautivo al cura, que volvía loco al diputado Carrillo.

Ya en casa de don León, quien lo esperaba un tanto alegre, por la celebración y la víspera,
-quieres hijo un poco de Chacña, le dijo, son para espantar al demonio,
-No gracias papa, contesto, me iré a dormir temprano. El demonio dormía en la casa del cura, y no había forma de espantarlo

Luis se recostó apago la vela y pensó, mi sexto sentido me decía que contara los animales, y en la oscuridad no los pude contar, solo calcule y pensé que habría las 20 reses, mañana temprano iré a contar los animales, si falta un animal tendré que buscar que me venden, pero aquí en el pueblo es difícil, impactado por las noticias de Europa, su problema de la falta de un toro le parecieron cosa sin importancia, y se puso a pensar en la guerra y los millones de muertos humanos. Se le venían una tras otra las ideas, no conciliaba el sueño, primero, que el oro no valía, el cuerpo y el rostro de la bella mujer, dueña del negocio, los muertos de la guerra, el rostro de la joven, el toro que faltaba, hasta que escucho que se acercaban unos borrachines cantando con música acompasada por una Tinya, y se acordó de cuando era niño, no se acuerda como se adormeció, que cuando volvió en si estaban llamando a la puerta, y decían -Don Luis, Don Luis. ¿Le traigo los caballos?.

Se vistió como una tromba, rápido, miro su reloj de bolsillo vio que eran las cinco y contesto,
-que paso Esteban ya es tarde,
-Puñuramusjani papay, dijo Esteban en tono de disculpa.
- Ya esta bien tráelos rápido, yo estaré aquí para ensillarlos.

Bajo al primer piso, busco el lavatorio, verifico que había agua, prendió una vela y se puso a afeitar con sumo cuidado su poblada y caprichosa barba. Unos pelos para el norte, otros para el sur, los más para cada lado, y en su mayoría ensortijados. Tengo que afeitarme rápido, pero sin cortarme se dijo para adentro, donde estaran las piedras de afilar del viejo, Don León tenia una colección de piedras de afeitar que permitían afilar la navaja con una perfección nanometrica, encontró las piedras debajo del lavatorio bien acomodadas en una tabla de afilar, las piedras estaban allí, incrustadas en la madera, le echo agüita, mojo la piedra e inicio el lento trabajo de afilar su navaja, mientras decía, debo estar bien afeitado, es 28 de Julio. Soy autoridad, aun con permiso soy el Policía. Debo estar presentable para la hora que haga mi primer negocio propio, los anteriores negocios que participó los realizo en nombre de su Señor padre don William.



Llegaron los animales al mismo tiempo que él terminaba de darse la ultima rasurada a su ya famoso bigote, se enjuago el jabón de afeitar, lavo la brocha, lavo la navaja lavo y guardo su peine, todo lo puso en su lugar en la pequeña maletita de aseo personal, regalo de su suegra mamá Hono, la maletita era de cuero arequipeño, de la casa fabrica de Pedro P. Días, una verdadera obra de arte.

Se puso un terno marrón a rayas oscuras de botones cruzados, un sombrero fino borsalino, se lo acomodo a la pedrada, e inicio el ritual de ensillar su caballo blanco, dijo el negro descansara hoy. Puso la jáquima de fiesta, la adornada con plata, la que tenia 72 piezas de plata, puso las caronas de sierra, y la montura huancavelicana de cajón, no le gustaba la montura de la policía, no era cómoda para trote largo. Ajusto la cincha, puso la contra cincha, aflojo la cincha, puso la baticola, el caballo se encabrito un poco acomodo la montura y luego ajusto la cincha en posición de alerta. El freno estaba sobre la tranquera, así como el pellon sanpedrano traído de Cajamarca.

Mama Hono salió al patio de monturas y grito
-Luis, Te servirás desayunito Hijo, te hemos preparado lo que te gusta,
-Ya mama, ya voy, primero me daré una vuelta por el cozo,
-Abran la puerta – dijo -, Ajusto la cincha, puso el Freno, colocó el pellón Sanpedrano y salió acompañado por ese andar peruano del caballo de paso taca taca taca taca taca taca taca. Llego al Cozo, en dos minutos miro, contó, recontó, volvió a contar, 19 era el número, volvió a casa en dos minutos, la puerta se abrió, él ingresó montado, desmontó, le dijo a Esteban:
- Afloja la cincha, quita el freno y pon en la sombra el pellón.

En el desayuno, la mamá Hono, contó que habían estado al tanto de la llegada de cada animal. Hono, una mujer de gran experiencia empresarial, le dijo que tuviera Fe, que tomara el desayuno tranquilo que ella también sabia que eran 19 los animales en el corral y preocupándose no se ganaba nada.

Todo el pueblo sabia que su compromiso era de 20 animales, y que en el corral solo había 19. Que corrían apuestas si lograba traer las 20 o la perdía. En ese momento entendió la posición del Capataz, que jugaba a que Luis perdiera su oportunidad y él negociaría por su cuenta con cada uno de los sub. Contratistas el precio del ganado para revenderlos a la Nurita.

Mama Hono también le informo que perderían el tiempo si trataban de comprar a alguien una cabeza de ganado, ya que la expectativa era por el lado que los animales debían venir de fuera del pueblo. De esa manera, el mercado local de reses había quedado cerrado. Luis tomo cóctel, dos vasos de huevo batido con una pizca de licor; un jugoso Riñón a la chorrillana, con bastante cebolla y tomate; unos riquísimos bollos, preparados en el horno de la casa; una buena porción de pecho de gallina (biscochuelo de almidón de Papa empapado en vino) y dos panes de la casa, Don León hacia lo propio, toda la familia estaba al tanto de los sucesos.

Luego del desayuno Luis volvió al cozo a pie, fue de incógnito, se quito el saco y se puso un poncho de alpaca de color nogal. Se cambio de sombrero, con uno de trabajo, y fue directamente. Libreta en mano verificó la filiación de los animales que había comprado, estaban los 5 gateados de Puma, los 6 negros de San Pedro, tres negros frontinos, tres barrosos, conforme, un cariblanco y un bragado. Faltaba un toro moro de Vargas, “Caray, creo que le pegue muy fuerte al cholo que no ha venido”, pensó.
Zenoncito, se habría vuelto a embriagar y desdeño el recién recuperado orden de la casa de los Vargas, qué habría pasado. Guardo la libreta, vió sin ganas la salida de los 6 toros bravos que daban el inicio a las fiestas patrias. La gente corría por delante, al costado, por detrás, los majtillos eran los más entusiastas, iban haciendo bulla, un vergel. Todas las bocacalles por donde pasaría la comitiva de toros estaba cerrada hasta la plaza, de allí media vuelta de subida otra vez hasta el cozo de la corrida que sería en la tarde, después del almuerzo de las autoridades, y de su agasajo que daba el carguyoc. La esperanza de Luis era que uno de los toros bravos fuese el de Vargas, que por error hubiese podido ir al corral de los bravos, pero no, ninguno era moro.

Llegó las nueve, la hora del Negocio, Luis se había vuelto a poner su traje elegante, la adrenalina estaba en toda su corriente sanguínea, jugando un papel de excitación extra, Nurita subió al borde del cerco, y comenzó a contar, precedida por su capataz:
- Uno, dos, .... 18, 19, falta uno señor Velásquez
-¡Mamita¡- dijo el capataz en tono sobón - Este señor también nos ha fallado, qué haremos-
En ese momento Luis miro que desde Trancapata bajaban dos toros moros, seguidos de animales menores, chanchos y ovejas, en el acto reconoció a Zenón, que movía un brazo, Luis dijo:
-Ahora contare yo, 1,2,3, .....18, 19, 20 y 21 con los dos toros moros que entran desde tranca
Nurita dijo: Sí, esta bien son 21
En ese momento los animales ya traspasaban la puerta del cozo, arreados por Esteban y por Zenón. El capataz Andrés intervino y dijo siempre en tono sobón:
-Pero mamita, mira bien el lote, no esta parejo, el toro bragado parece que no tiene edad, que lo quite del lote.

Eran una tras otra las dificultades menores que no permitían que el éxito se presente en toda su magnitud. El compadre Vargas saludó a los presentes, y en vos baja, le dijo a Luis:
-Nos hemos demorado porque los chanchos no querían caminar derecho por toda la pampa, nos han hecho caminar de un lado para otro; las ovejas venian tranquilas; los toros también. Papá, mi hijo, porque le has hecho reflexionar, me ha dicho que te traiga a su toro, que el también quiere vender, es el hermano del toro que yo te estoy vendiendo, por eso son tan parecidos
-Sí, ya lo veo - respondió
-Mi señora doña Viki también me encarga traerte 10 chanchos y 10 ovejas, para que te lleves a Antahuaylla para tu diario- añadió Zenón
-No, no, de ninguna manera, no te puedo aceptar tanto regalo. En todo caso ya veremos, dime ¿Estarían en venta?
-Sí papá,
-¿A cuánto?
-A 5 té los dare, a cinco soles cada uno, chancho como oveja.
-Bueno está bien, así que sea.
Luis sacó cuentas y pensó que con un poco de sus ganancias compraría este lotecito de ganado menor para su consumo diario en la Lejana Antahuaylla y sobre todo para que su señora se alimente bien ahora que esta esperando un hijo.

Nurita le pregunto a Luis si no tenía ningún inconveniente de retirar al toro bragado del lote porque lo desmejoraba, a lo que Luis aceptó.
-Dígame don Luis ¿Esos chanchos también son suyos?
-Si por su puesto-
-¿Cuánto quiere por ellos?
-¿En lote o por unidad?
-En este caso por unidad
-Bueno, que sean a quince soles
Le aplicó un precio de capricho, un precio del momento, calculando en la manera de compensar la pérdida que asumía al comprar el bragado, y no poder venderlo. Nurita acepto de inmediato los 10 chanchos, que eran capones, bien escogidos, y las ovejas estaban bien dotadas todas eran de dos años, en buenas condiciones de salud.

-Muchas gracias señor Velásquez- dijo Nurita - pasemos a la casa por el dinero. En la casa, le contó, los 4,000 soles por el lote de 20 reses a 200 soles cada una, más 300 soles por los 20 animales a 15 soles, en ese momento Luis se dio cuenta que había cometido un error de multiplicación, Él solo pensó vender los chanchos, cada uno le daría 10 soles y pagaría al dueño del bragado los 100 soles prometidos; por otro lado Nuri pensaba en el lote de los 20 animales y le dijo luego de un breve silencio:
-De hoy en adelante desearía que usted sea mi proveedor de animales, todos en la provincia me han fallado, prometían una cantidad que no podían cumplir; en cambio usted señor Velásquez, me prometió 20 y me dio 21, tenía hasta de sobra hasta para descartar, es más, tenia animales menores que me abren otra nueva oportunidad
Mire Señor, yo requiero para el próximo mes, para el 30 de agosto, Día de la Policía: 100 reses, 200 cerdos, y 200 ovejas, de la misma calidad que hoy le estoy comprando, en ese lote le recibiré el bragado si lo hace engordar un poco, con una sola condición, que me entregue el lote en Antahuaylla, porque me es difícil venir hasta aquí.

Luis la miro estupefacto, midiendo sus propias fuerzas, 20 reses en una semana era noticia que corrió en todo el pueblo; 100 reses en un mes era un suicidio y sin capital, 200 ovejas, 200 cerdos de la misma calidad es decir 200 cerdos capones.

-Lo quiere usted en treinta días
-Si por supuesto. El Vapor va directo a Europa, no tengo tiempo para más. Mire Señor Velásquez, saquemos la cuenta, 100 reses a 200 son 20,000, esta bien, 400 animales menores a 15 son 6000, en total son 26,000. Qué le parece si le adelanto...
La pausa se hizo larguísima, parecía que nunca terminaría
...que le parece si le adelanto 20,000. que es todo lo que tengo, no quiero regresar con dinero a Ayacucho.
-Señorita Norita- dijo Luis un poco nerviosos -Nurita- corrigió ella - dígame Nurita nomás.
-Mire usted lo que quiero decirle es que el transporte de los animales de aquí a Antahuaylla es de tres días y en el caso de las ovejas y los chanchos es de 4 días, por favor quisiera que usted reconozca algo para la peonada.
-Esta bien, haga usted su presupuesto y venga más tarde a comunicármelo. Ya estoy cansada, y me dio mucha hambre, debo ir al almuerzo y para eso debo cambiarme de ropa. Que le parece si me visita usted antes del anochecer.
-Con el mayor gusto Nurita.

Luis contó el dinero con mucho cuidado, pensó en tres compartimientos, los 4000, que eran de las reses; los puso en un pañuelo blanco, y lo amarró, los trescientos se los puso al bolsillo derecho directamente, el problema eran los 20,000 soles para los que no había ido preparado y su pañuelo ya estaba ocupado. Los bolsillos del saco eran estrechos, estaba en un aprieto. Nurita le dijo:
-En esta alforja de cuero han venido, en esta alforja de cuero se van,
-una vez terminado el negocio usted me devuelve la alforja. Replico Nurita
La idea era brillante y maravillosa, en la alforja de cuero estarían muy bien los billetes. Firmó el recibo de cancelación, entregó la filiación con el visto Bueno del Gobernador, y del Juez de Paz, luego firmó el recibo del anticipo por el ganado, quedaba pendiente de hacer la filiación en vista de que el viaje sería fuera de la provincia, para cualquier movimiento dentro los animales menores no requerían de ningún documento, pero por tratarse de un viaje fuera, la documentación era imprescindible, debía incluir marcas y señales.

Llegó a casa de los suegros y se encontró con doña Hono, que le preguntó en tono de expectativa:
-¿Cómo te fue?
-Bien Mama, todo bien
-Cuéntame pues por qué traes esa alforja.
-Está con el dinero del adelanto para otro negocio.
-Que bien, te recomiendo que antes que llegue la hora de almuerzo pagues a la gente que te esta esperando desde ayer, no te olvides que cada uno de ellos te ha confiado su animal a quien ellos quieren mucho, dales una copita de licor a cada uno para quedar en buena amistad, tú no tomes, porque con tanto proveedor terminarías beodo
-Ya mama gracias por el consejo.
-Hazte el que tomas, pero no lo pases, todo lo botas en esta maceta. Cada uno de los propietarios no debe ver el dinero de los otros, por que la envidia se apodera de la gente, a cada uno págale por separado y a solas.
Trabájalo tal cual compraste, primero le pagas al que le compraste primero, así sucesivamente, hasta llegar al ultimo, cuenta bien la plata, que el dinero se debe contar. Yo te espero en el comedor, echa llave a tu dormitorio y deja allí la plata, baja a la sala solo con lo necesario. No estés sube y baja a cada rato, no se debe confiar a la gente donde se guarda el dinero, nadie sabe.

Luis agradecidísimo por las lecciones de administración aprendidas, aplica sus conocimientos de Policía: sacó la libreta, puso en orden sus ideas, sacó la cuenta que debía a cada uno de los proveedores, incluida la del toro bragado, sumó bien, separó el dinero, luego guardó el resto en el pañuelo. Y dijo:
-Esta es mi ganancia, gracias a mi capital, gracias a mi dólar. “Mi Dólar”, le puso por apelativo a la moneda de plata que tenía en el bolsillo, la moneda que lo había acompañado en la aventura, la que recibió de su propia madre. Le puso “Mi Dólar” impresionado por las noticias que había escuchado en la cena del día anterior cuando el cura Horacio contaba y decía:
“La plata no vale, el oro no vale, lo único que vale ahora es el Dólar. En toda Europa solo se habla de Dólar.”


Lima, Enero de 2004

Escrito por Alfredo L. Vasquez

A este Cuento le siguen: “Mis tres camiones”, “El paraíso”, “El Retorno a SORAS”, “El Alcalde Provincial”, “La Subprefectita”

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